Como si fuera una maldición bíblica e inexorable, tras los festejos del Desencajonamiento y del Lavalenguas, la imagen que nos queda de Valonsadero es un mar de plástico y basura cubriéndolo todo. Se dice que no pasa nada. Que a los dos días se limpia el monte. Y que es inevitable esa suciedad en una concentración masiva de miles de personas. Pero ese mensaje que se lanza desde el propio Ayuntamiento de Soria no puede ser más equívoco y contraproducente, pues da carta blanca a que las personas que disfrutan de las fiestas allí se despreocupen de sus actos individuales.
Es evidente que el Ayuntamiento no puede estar detrás de cada persona que tira un vaso de plástico que le han dado en los chiringuitos, de los botellones que se traen desde casa y que luego quedan allí, o de los pañuelos de papel que llenan las zonas más resguardadas del monte tras las defecaciones y micciones realizadas. La concienciación y el civismo reside en cada persona y es un tema individual. Pero si faltan las bases y premisas de los organismos públicos, que tienen las competencias para limitar y cambiar eso, nada se conseguirá.
En 2013 se limitó, de forma real, el uso del fuego en el monte por el riesgo que suponía para la conservación de la masa arbórea. Por las mismas razones es ineludible prohibir el uso de los vasos de plástico en los chiringuitos. El año que viene entrará en vigor en toda España la prohibición de la venta de estos productos de usar y tirar, pero hemos perdido estos dos años de pandemia para intentar implementar esta medida ya. Desde hace años ASDEN ha pedido que se implantara un sistema de vasos reutilizables o vaso retornable con depósito de cierta cantidad de dinero, algo que se hace en festivales o espectáculos con tanta o más asistencia que en estas fiestas y que supone una reducción muy importante en la fracción de residuos que se recogen. Además, se necesitaría más cartelería, contenedores, sanitarios…pues está claro que no son suficientes lo que ya hay. Seguramente también una recogida inmediata y general de esos residuos. Y no solo los de la zona de chiringuitos sino, al menos, los de las cañadas inmediatas y la ruta señalizada de las pinturas rupestres ya que da auténtica vergüenza el estado en el que quedan.
En definitiva, falta un compromiso serio y real de este Ayuntamiento de Soria al que se le llena la boca con principios de sostenibilidad en su gestión de ciudad y que en su política diaria nada hace por ella, como se puede apreciar en este caso.
Las fotos están realizadas el martes 7 de junio de este año, realizando la ruta señalizada de las pinturas rupestres del monte. Tres días después del festejo del Desencajonamiento y un día después de la limpieza que hicieron las peñas que, como se ve, solo se produjo en el entorno de sus puestos de venta.
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